sábado, 12 de diciembre de 2009

Alpha

Cucharilla en mano, cual Amelie Poulain ante una taza de crema catalana, me disponía a colaborar en el proceso que lleva a la transformación de nata, café, chocolate y algo de azúcar en un más que aceptable capuccino, cuando el teléfono móvil interrumpió la siempre frágil tranquilidad de una mañana de sábado. En lugar de decorar el ambiente con los primeros compases de la sexta sinfonía de Beethoven, el mecanismo me sorprendió con el inconfudible -para mí- pizzicato de cuerdas sintetizadas, característico de la cósmica y sobrecogedora Alpha, de Vangelis, el más famoso primo de Demis Roussos.

Sin la adecuada dosis de cafeína en las venas, mis conexiones sinápticas son aún más lentas que de costumbre. A pesar de la realidad de esa dependencia que me niego a aceptar, durante los escasos segundos que mi mano izquierda tardó en alcanzar el móvil caí en la cuenta de que había reservado ese tono de llamada a un viejo compañero de Universidad. Pequeños detalles para grandes amigos.

-¿Sí? -contesté
-Siempres has sido un iluso -me increpó una voz de tenor con acento andaluz.

Efectivamente, era él.

-¿Y eso por qué? -acerté a replicar. Necesitaba cafeína, así que apuré la mezcla del capuccino.
-Pues porque aún piensas que puedes cambiar el mundo. -Ante mi silencio, continuó- Me refiero a la entrada del lunes pasado en tu blog.
-Ah, "eso" -comenzaba a comprender.- Ya sabes que cuando algo me indigna no puedo quedarme callado.
-Siempres has sido fácilmente indignable -se burló.
-Sólo que esta vez mi indignación es por un motivo altruista -repliqué.
-Explica eso...
-Simplemente me "repatea" que ya entradito el siglo XXI, esta sociedad en la que vivimos se las dé de avanzada pero siga siendo tan carpetovetónicamente -pronuncié con cuidado en dos intentos- machista.
-Si pensabas eso, entonces tengo que cambiar de adjetivo. No eres iluso, eres un ingenuo -volvió a burlarse.- ¿Es que estabas esperando otra situación? Parece mentira... -su tono de voz revelaba disfrute ante tanta burla.
-Ahí te doy la razón -reconocí.- Pero es que el papel que, según algunos, parecería correcto que interpretara Lourdes, el de la tontita-sumisa, me provoca arcadas. Creía que habíamos avanzado, pero la realidad es que parece que estemos cuesta abajo y sin frenos, y eso me fastidia mucho. Esa movida no la quiero para las hijas que algún día pueda tener.
-Hombre, tontita-sumisa será un poco fuerte, pero que ella tiene un carácter de narices no me lo negarás.
-Claro que no -admití.- Pero eso no tiene que ser malo necesariamente. Lo sería si utilizase ese carácter para dirigir la vida de los demás. Ella sólo lo saca para defender su territorio, que en este caso es su trabajo. En un hombre, eso sería "tener las cosas claras" -recalqué cada palabra- Una virtud, en otras palabras. Pero en una mujer, es un defecto, es una "bruja", una "arpía". ¿No crees? -inquirí.
-Supongo que sí -reconoció con un tono de reserva en la voz.

Se instaló un silencio en la conversación, que aproveché para dar un buen sorbo al capuccino.

-¿Y qué me dices de él? -pregunté
-¿De quién? ¿Jonathan?
-El mismo -corroboré, mientras imaginaba a una leona agazapándose en la maleza, al acecho de una gacela despistada.- ¿No te parece indisciplinado?
-Hombre, un poco indisciplinado sí que es -afirmó.- Pero hay que entenderle, piensa en su pasado y cómo se ha forjado su personalidad, sobre todo en qué vida ha llevado y...
-¡A eso voy! -le interrumpí, con una exclamación que provocó que Fígaro, aún despierto y disfrutando de una cena tardía, me dirigiese una mirada perdida con sus miopes y saltones ojillos negros.- La indisciplina es un defecto, pero como es un chico, se le buscan excusas y se le perdonan. Excusas que por supuesto serán todo lo aceptable que quieras, pero que no se buscan para ellas, a las que se condena inmediatamente ante cualquier fallo, sin derecho a defensa -la leona saltó sobre la gacela.
-¿No crees que tenga excusa? -se defendió.
-Sí, claro que la tiene -continué.- Lo injusto es que Lourdes también tiene excusa para su carácter, pero nadie parece entenderlo. Tampoco es que haya tenido una vida precisamente fácil, con un camino de rosas perfectamente señalizado, libre de peligros. Ha tenido que luchar como cualquiera, yo diría que incluso aún más. Pero para ella, para ellas, no hay excusa que valga, nadie está dispuesto a encontrarla.
-Hombre, Jonathan no tiene culpa de eso...
-¡Por supuesto que no! -controlé el tono de voz y observé de soslayo a Fígaro, ya de regreso a su madriguera.- Yo no juzgo a gente que no conozco, y menos si son jóvenes y están en un ambiente que no es el natural -admití.- El problema es la movida que se monta alrededor de ellos...
-Pero eso ya lo sabían los concursantes -me interrumpió.- El que va a un reality sabe a lo que se expone.
-No exactamente -repliqué.- Por supuesto que el concursante de un reality se arriesga a que hablen de él, pero la responsabilidad de lo que se opine del concursante es exclusiva de la persona que opina. Y si pudiendo buscar una excusa o una justificación para el carácter de una chica, se limitan a llamarla "bruja", pues ya me explicarás qué calidad humana es ésa. Máxime cuando a él le admiten todo sin crítica alguna, aunque objetivamente la haya. Eso es machismo, lo quieras o no.
-Tampoco exageres, ¿eh? Que el sexismo es una cosa muy seria como para traerla a un simple concurso de televisión.
-No exagero -le interrumpí.- No estoy diciendo que se la critique por machismo, por el clásico "mujer tenías que ser". No soy ni tan extremista ni tan simple. Pero sí que hay machismo, sutil, pero machismo. A ver, el machismo aquí sería como una lupa, a través de ella se miran los defectos de la chica y por supuesto aparecen ampliados. En cambio, los fallos de él se miran a ojo desnudo. Si él no puede con ella, es porque está "gorda", a pesar de la evidencia de que él ha perdido masa muscular y ha ganado peso. La culpa, de ella. Ella no oculta que va allí a ganar, luego se la critica por eso, porque la ambición en una mujer es un pecado capital. Pero si la ambición es de un hombre, entonces él tiene las cosas claras, se admira su seguridad y su fortaleza. Claro que ella tiene defectos criticables, el más importante su obsesión por la perfección y el ritmo de trabajo tan exasperante que transmite a sus compañeros. Se agobia ella y agobia a los demás. Pero no puedo aceptar que por eso la llamen "sargento", porque a un hombre no le etiquetan así por el mismo motivo.
-Le admirarían por eso -reconoció él.- ¿Te doy nombres?
-Si nos ponemos extremistas, criticarían a quien no fuera capaz de seguir su ritmo. En cambio, cuando Jonathan no da todo lo que puede dar en un ensayo, en lugar de criticarle por ello, se echan las culpas sobre el líder de turno. Luego él presenta un trabajo impecable, lo reconozco, pero la falta de confianza que transmite en sus compañeros es demoledora. Cualquiera que haya trabajado en equipo te lo reconocerá. Es precisamente ese el problema que Lourdes tiene con él, ella tiene una mentalidad profesional, muy profesional, y espera que sus compañeros hagan lo mismo. Por eso ella está algo decepcionada con él.
-¿No será que tiene celos? -chinchó.
-¡No seas ridículo! -reaccioné, aún sabiendo que me buscaba las cosquillas.- Y además, eso también es machismo. Si una chica ligoteara con todo chico en esa casa, la pondrían de P y Z para arriba...
-Tampoco es cuestión de que a Lourdes se le faciliten las cosas por ser mujer -replicó.
-En absoluto, pero con la lupa de aumentos del machismo la situación que se provoca es precisamente la contraria, que a ellos se les facilitan las cosas por ser hombres, en comparación al trato que se les da a ellas. Aunque sea muy sutilmente, pero se nota. Fíjate, Lourdes es la que se "agobia" la misma semana que está "despistada", cuando esas dos situaciones son contradictorias de por sí. Su "carácter" tiene justificación en la situación de estrés antinatural que se provoca en ese concurso, pero nadie parece estar dispuesto a romper una lanza en su favor.


Nuevo silencio, nuevo sorbo al capuccino. Continué:
-Más ejemplos. A ella la echa de clase un profesor, y se lo tiene merecido, por borde. "A la fría calle", por no decir otra cosa. Pero, si él se va, no lo echan, de la clase de una profesora, entonces ésta es una Z. Si Lourdes se desanima o se viene abajo cuando no la eligen para una coreografía, es una mimosa, una niña consentida. Por lo visto nadie comprende lo frustrante que es esforzarte con toda tu alma para lograr un objetivo y que se te escape de las manos por una tontería, por tener un mal día.
-¡Qué olvidadizo eres! ¿No recuerdas la "ley del mínimo esfuerzo"? -exclamó con una mezcla de burla, sarcasmo y tristeza.- Parece mentira que la hayas olvidado tan pronto. En un mundo en el que la recompensa no viene tanto por el esfuerzo, como por lograr premios sin necesidad de sacrificarse, no pretenderás que alguien sienta lástima por Lourdes si se desanima. No le van a reconocer el esfuerzo que haga, por mucho que sea evidente. Si puedes sacar un 5, ¿para qué esforzarse por un 10? Cómo si tú y yo no hubiésemos sido objeto de burlas precisamente por eso. ¿Cómo era la palabra? ¿"Amargados"?
-O algo peor -contesté.-
-Pues ahora extrapola la "ley del mínimo esfuerzo" a la situación de Lourdes. Cualquier persona que haya tenido que sacrifricarse en su vida, que hacer esfuerzos, sabe lo frustrante que es no obtener resultados. Que rechacen tu trabajo de invesigación porque el profe tiene su favorito. Merecer un notable pero aprobar con un "cinco raspado" porque a quien corrige no le caes bien, a pesar de haberte dejado durante meses las cejas estudiando. Encima, los profesores nunca se equivocan...
-¿Ves como es indignante? -repliqué.- Con el añadido de que Lourdes está en un ambiente hóstil: mala comida, frío, cansancio, estrés. Cualquier fallo aumenta en forma exponencial. Cada uno reacciona como sabe, cerrándose en sí mismo, o llorando y con los sentimientos a flor de piel como le pasa a Lourdes. No creo que haga falta ser un allegado para sentirse mal por ella. Para algo está la empatía, ¿no?, ser capaces de comprender los sentimientos de los demás. Pero por lo visto la empatía es un bien escaso. O la psicopatía un mal muy extendido.
-O es simplemente "Schadenfreude" -indicó.
-O es simplemento "Schadenfreude" -repetí.
-De todas formas, no te preocupes. Cuando ella salga de ahí y asimile todo por lo que ha pasado, entenderá que ha cometido errores, que no tenía sentido estresarse ni agobiarse ni nada de eso, y cambiará, seguro. Con el talento que tiene para el baile, la técnica que ha aprendido y lo profesional que es, seguro que le va bien.
-Ojalá -deseé.- Pero en realidad quien me preocupa es él, ella ya sé de qué pasta está hecha. Pero de él van a exigirle que siga siendo el mismo personaje, el mismo showman, hasta que al final le obliguen a ser una caricatura de sí mismo. Y cuando se aburran, o encuentren a otro con quien divertirse, le abandonarán, y si te he visto no me acuerdo. Quiero decir, que le harán desperdiciar su talento. Luego pasan las desgracias que pasan pero todos nos lavámos las manos. Jonathan es un ser humano, tiene fallos y actitudes chocantes, y me siento en la obligación de comprender por qué es así; a fin de cuentas, yo también he cometido errores y he tenido que rectificar mi comportamiento, o hubiese terminado mal, muy mal. Pero defender a una persona no es obviar sus defectos, es criticarla con ánimo constructivo, porque silenciar los reproches sólo provoca que los fallos crezcan. Y te puedo asegurar que si nadie le explica qué comportamientos debe cambiar, tendrá graves problemas, de los que encima ni siquiera será el principal responsable. Una víctima más del "show bussiness".
-Qué tremendista eres a veces, chaval -bromeó.
-O empático -respondí.- Pero es que, sencillamente, no entiendo algunos comportamientos. Mi postura podría ser la más sencilla, defender a Lourdes contra viento y marea y atacar a todo el que choque con ella. Pero en lugar de eso estoy dispuesto a señalar sus errores tanto como sus aciertos, con objetividad. Ella se ha esforzado durante toda su vida para estar donde está ahora, para tener un talento para el baile que sólo es superado por su amor a la danza. Y no ha sido un camino sencillo, te lo repito. Han sido más quienes han querido apartarla de él que quienes han intentado ayudarla, pero sin éxito, porque ella es una luchadora y en la vida real, fuera de ese programa, está llamada a triunfar, no como una "super-gran-estrella del mundo-mundial", sino como una persona que hace lo que le gusta y además lo hace bien. Te puedo asegurar que ella va a prosperar en este nido de serpientes envidiosas y calumniadoras que es la vida que nos ha tocado vivir. No creo que unas críticas motivadas por la envidia la aparten de su camino. Lo que no te mata te hace más fuerte, y ella es my fuerte. Ademas...

Caí en la cuenta de que mi teléfono móvil, agotada su batería, había puesto fin a la llamada. Terminé el capuccino, y, antes de conectar el cargador a la red para continuar la conversación, decidí esperar unos minutos y regalarme los oídos con la pequeña joya que Vangelis compuso hace casi cuarenta añazos, Alpha, y que tan sopresiva pero agradablemente había irrumpido en mi mañana de sábado. Ese tema me recordaba, como ningún otro podría hacerlo, mi propia época de sacrificios y frustraciones, y por tanto también ofrecía una buena perspectiva de cómo, silenciando las críticas -y los halagos- malintencionadas, nada ni nadie puede apartar de la senda del éxito personal a quien sabe poner todo esfuerzo al servicio de su corazón, que no de su cerebro. Al darle al "play", recordé la frase que ha sido mi leitmotiv particular durante los últimos años: "La valía de una persona se mide por la calaña de sus enemigos".

4 comentarios:

  1. ¡¡Toma ya entrada!!

    Me ha encantado...

    ResponderEliminar
  2. Muy buena la entrada, estoy de acuerdo con todo lo dicho

    ResponderEliminar
  3. Estoy de acuerdo en casi todo, sobretodo respecto a la presion que tienen ahi.solamente dos cosas: primero ser agobiado/a no es sinonimo de profesionalidad. Quiere decir que el no se ha hecho bien el trabajo.Entonces quando los resulatados no salen bien, lo mas profesional es calmarse y luego analizar. En esto, los dos tienen mucho que aprender.Yo soy violinista,y he tocado mucho concierto de musica da camera en cuarteto. Imaginarse si quando acaba el concierto cada uno le echa en cada al otro sus errores.No tiene nada de costructivo ni de profesional.

    ResponderEliminar
  4. ¡Enhorabuena por este post! Es MAGNÍFICO. Desde luego, el programa está relevando muchas carencias sociales y éticas al valorar una misma cualidad, según sea mujer u hombre. Lourdes le exige a Jonathan, entrega y disciplina en el trabajo. Pues Marbelys, en la clase de hoy, le ha dicho a Lourdes que "desde fuera se la ve como a una histérica". A Keko, que le exige lo mismo a Fátima, no le llaman la atención los profesores. Y a Jonathan que ha mostrado una actitud, un carácter y un comportamiento que raya hace mucho tiempo lo indecente, Marbelys no le hace una sola crítica.
    Fama fomenta el machismo, sutil en ocasiones, grotesco en otras.
    Gracias por escribir este post!

    ResponderEliminar